"Deberíamos vetar a los políticos que voten a favor del
aborto"
-Usted militó en grupos de izquierda de
Ecuador que estaban a favor del aborto, lo que la llevó a trabajar en el Fondo
de Población de las Naciones Unidas. ¿Cómo pasó ahora a estar en contra del
aborto?
-En la militancia de extrema izquierda hay
algo fundamental que es la desigualdad y la pobreza, y hay un problema real
alrededor de las mujeres: los hijos empiezan a ser un estorbo. Al impulsar
políticas y proyectos de salud sexual y reproductiva, en 2004 hicimos por
primera vez en Chile una evaluación y habíamos gastado U$S 6 millones en
Ecuador. Destinamos el dinero para bajar el embarazo adolescente y las
enfermedades de transmisión sexual, pero habíamos quintuplicado el embarazo
adolescente. El resultado era que estábamos empeorando la situación, porque
entregando preservativos no lo estábamos logrando. Hay un interés económico de
por medio para evitar que los resultados se den, pero a pesar de que los
resultados no son positivos, seguimos insistiendo en lo mismo, porque las ONGs
y las farmacéuticas están ganando. Aquí hay intereses que van más allá de la
salud del pueblo.
-¿Eso ocurre con el aborto y las
iniciativas para despenalizarlo en varios países de la región?
-Claro, y un ejemplo es la distribución de
las máquinas para realizar abortos, que la realiza el Ipas (una de las mayores
productoras de aparatos y aspiradoras que hacen posible la realización de
abortos), además del aborto químico con la pastilla de emergencia o el
Misoprostol. Lo que se busca es un negocio redondo donde yo distribuyo los
anticonceptivos y como sé que fallan tengo dos alternativas: la primera el
aborto (y yo vendo las máquinas) y la otra son las enfermedades de transmisión
sexual, para las que también venden los medicamentos. Y en este círculo vicioso
hay otro interés, el médico, y las clínicas que realizan los abortos. Cuando
nos hablan del aborto legal nos están hablando del negocio legal. Es igual que
la droga, es un negocio que está al mismo nivel que el narcotráfico y la venta
ilegal de armas. Es el tercer negocio más rentable del mundo entero.
-¿Le consta que los legisladores de los
países de la región que impulsan leyes que despenalizan el aborto actúen bajo
presión o respondan a ciertos intereses?
-Por
supuesto. Por ejemplo, Mónica Xavier estuvo en Canadá en 2002 y se comprometió
a impulsar las políticas de Salud Sexual y Reproductiva en Uruguay; en 2004 fue
premiada por el doctor Araoz en Perú por comprometerse a legalizar el aborto en
Uruguay y en 2005 participó de las políticas y estrategias para legalizar el
aborto en su país. ¿Qué quiere decir eso? Que los legisladores se comprometen a
través de las Naciones Unidas a legalizar el aborto.
Cuando
un legislador se compromete a legalizar el aborto en un país determinado no es
que hizo una gran investigación política y socioeconómica sobre la
problemática, sino que recibió una política de una ONG internacional que le
dice cómo tiene que actuar, qué tiene que decir y a qué se compromete. Si se
analiza el proyecto de legalización del aborto en el DF (México), en Argentina,
en Brasil, en Ecuador, es claro que es lo mismo porque hay una sola cabeza con
un mismo interés. Entonces, lo que ocurre es que los legisladores hacen el
trabajo de títeres.
-¿Qué efecto pueden tener, por ejemplo en
Uruguay, los grupos que se organizan y se expresan contra la legalización del
aborto?
-Yo creo que este grupo organizado que está
a favor de la vida y la familia sí puede ejercer presión y lo puede hacer a
través del voto. Deberíamos vetar a los políticos que voten a favor del aborto,
porque no queremos legisladores que nos digan que la muerte es la única
solución. En Ecuador lo hicimos con el doctor Miguel López, que se comprometió
a legalizar el aborto y desde que lo denunciamos no ha vuelto a participar en
política, porque lo hemos catalogado como lo que es: un pronazi. Los nazis
mataban a sus víctimas en hornos. Ahora convierten los vientres de nuestras
mujeres en hornos nazis. Ya es hora de levantar la voz, las mujeres sobre todo,
porque cuando se habla de aborto se habla de la muerte de un niño.
-La semana pasada, mientras realizó una
visita a Montevideo, se reunió con legisladores de la oposición que rechazan el
proyecto de despenalización del aborto que está a estudio del Parlamento. ¿Qué
inquietudes le transmitieron?
-Creo que existe un interés supremo de los
legisladores, no solo en Uruguay sino en general, sobre cómo impulsar políticas
que no nos dividan sino que nos unan. El tema es cómo legislar a favor de la
familia y la vida, y no en favorecer la muerte. Por otro lado está el tema de
los intereses que están detrás de todo esto y que actúan en todos los ámbitos.
http://www.elpais.com.uy/120404/pnacio-634493/nacional/-deberiamos-vetar-a-los-politicos-que-voten-a-favor-del-aborto-/
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